Intento (no) ser un buen tipo

a punto de una estupidez.

tentar... o más bien dejarse tentar, a conciencia. sabedor de la desgracia que podría ser.

pero no me lo creía. no puede ser, me dije, no va a pasar nada... y aún así, el susto de saber que estaba cometiendo una estupidez...

¿o era quizá emoción? ¿o era quizá susto... porque deseaba que todo saliera bien? hubo algo de clandestino el primer momento, de shhh no le digás a nadie... ¿cómo no pensar mal?

y una sonrisa íntima, para mí. no puede ser que suceda. lo desconocido, porque nunca antes una propuesta de ese tipo se me había develado. y yo pensando en posibilidades, en el pro en el ¿contra? no, no había. mae... esto está buenísimo, era lo mejor que podía decirme. las posibles consecuencias no las estaba previendo. el no todo va a estar bien, era una posibilidad casi muda en el fondo de mi inconsciencia.

le dije que iba a cometer una estupidez. usted verá las consecuencias, me dijo. tranquilo, yo sé a qué me atengo. dije en franca mentira. no sabía a qué me iba a atener. pero estaba la posibilidad, lo prohibido, esa duda de... ¿será? realmente podrá pasar. se fue y yo, con la emoción de antes de entrar a escena, igual a cuando en el cole jugaba a ser actor.

entonces sus ojos se me quedaron grabados en el para siempre de esa noche, su voz demandando respuesta. vamos le dije, sin pensar... o más bien pensándolo demasiado, sin creérmelo. dispuesto a desquitarme con creces con la vida, aún cuando a los días se hubiera vengado con mayor saña que yo. vamos, le dije. y me fui con ella.



bueno, no siempre se puede ser estúpido. no siempre se le hace caso a las tentaciones, no a todo el plan, al menos. final feliz.