De cómo mueren algunas aves

1. Era cosa común escuchar un golpe tremendo y los ventanales temblando, todo como una amenaza surgida por quién sabe qué afrenta. Luego algunos valientes corrían hacia afuera, no importaba ya la presencia cuasi dictatorial del profesor de turno o profesora -bueno más concretamente "la Niña" de turno- ni sus intentos por tratar de reponer el orden, en medio de comentarios y viendo a todo lado tratando de comprender a qué mal augurio correspondería ese leviatán.

Un pobre yigüirro siempre era, aleteando y boqueando desesperado por tragarse de nuevo la vida que perdió luego que se hiciera añicos el cuello. Rodeado de unos cuantos niños de escuela que habían desafiado el mandato de quedarse en sus asientos.

2. Me han contado de auténticas batallas aéreas, en donde en el aire una turba de zanates (algo así como F-16) masacran a un colibrí (digamos, una avioneta monomotor)

3. Algunos aviones han caído por aves que son succionadas por sus propias turbinas. O porque abollan y dañan partes importantes del fuselaje o de la cabina.

4. A algunos buitres se los lleva por delante un tráiler de realidad. No queda más que una masa sanguinolenta de plumas, en el mejor de los casos.